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Hacer un hábito de la práctica cotidiana de la meditación


1. El momento es “ahora”.

Comienza a practicar hoy mismo, o en el momento en el que lo propongas. Decirse a uno mismo “mañana” o “la semana próxima” es una forma (astuta) que tiene la mente de justificarse para luego distraerse y no hacerlo. Toma una decisión firme de incorporarlo en tu día a día.

2. El tiempo justo.

Practica un tiempo razonable de forma que puedas incorporar la práctica en tu agenda diaria sin dificultades. Puedes comenzar por 15, 10 o incluso 5 minutos. Querer empezar practicando mucho tiempo puede ser un obstáculo. Es importante que disfrutes del tiempo de práctica nada más comenzar. ¡Ya tendrás tiempo de ir aumentándolo!

3. Disfrute.

Disfruta el momento de meditación diario. Que sea para tí un espacio de calma, de relajación, de estar contigo mism@, de observar, de cuidarte internamente. No sufras ni te violentes por esta práctica. Si algún día no te encuentras bien o estás agotad@, no pasa nada por no hacerlo. No te reprendas por ello. Vuelve al día siguiente sabiendo que has tomado la decisión de que hacer esto es bueno para tí.

4. A diario.

Procura hacerlo todos los días de la semana, aunque sea poco tiempo. Es mejor hacerlo poco tiempo todos los días que algún día intentar hacer mucho. Incluso hacerlo durante 1 minuto puede estar bien para establecer tu hábito.

5. En mi espacio.

Busca en casa un lugar tranquilo y cómodo en el que poder sentarte. Que sea “tu lugar de meditación”. Tener un lugar concreto facilita la adquisición del hábito. No utilices la cama: tu cuerpo sabe que tu cama = dormir. Te entrará sueño y no vas a poder practicar adecuadamente. Sí puedes hacer una cosa: cuando te acuestes para dormir puedes comenzar a observar tus sensaciones corporales y las “emociones del día” para cuidarlas, calmarlas y quedarte dormid@ con ello. Pero esto no debe sustituir tu práctica sentada. También puedes tener un lugar en tu trabajo: un sitio tranquilo en el que poderte sentar durante 5 minutos y observar tu respiración. No es necesario que cierres los ojos: puedes simplemente bajar la mirada.

6. En mi momento del día.

Encuentra tus mejores momentos del día para meditar. Puede que sea por la mañana temprano o a mediodía, o por la tarde. Después de comer no se recomienda porque el cuerpo hace la digestión y eso va a dificultarlo. Tampoco por la noche después de cenar: estaremos cansados y lo que el cuerpo va a necesitar es dormir. Prueba en distintos momentos. Hay algunos que te vendrán bien, ya lo verás. Lo mismo tienes que levantarte unos minutos antes de lo que lo haces ahora para practicar: verás que merece la pena empezar el día con tranquilidad. Si haces esto recuerda acostarte también unos minutos antes.

7. Compartiéndolo.

Comenta a las personas que convivan contigo esta práctica que empiezas a hacer. ¡Al principio te pueden mirar con cara de extrañeza! Pero es bueno que les digas que ahora vas a practicar esto y que necesitas tranquilidad durante ese tiempo. Dilo con cariño, no con exigencia: para ellos es también un cambio y, si no lo practican, puede que no entiendan muy bien porqué. Agradéceselo. Con el tiempo verán que “eso de meditar” tiene efectos positivos en tí, y como consecuencia, en ellos. ¡Quizá incluso alguno se anime a seguir tus pasos!

8. También en actos cotidianos.

Si en este momento, por tus circunstancias, te resulta muy difícil encontrar un lugar en el que hacerlo o un momento en el día en el que practicarlo, puedes realizar cualquiera de las “Actividades Mindfulness Informales” en un día cotidiano.

9. Comentando dificultades y progresos en el grupo.

Si a pesar de todo lo anterior la cosa no va bien, ve a hablar con tu profesor. Coméntale tus dificultades concretas y te podrá guiar en tu caso concreto. Si vas a clase o tienes un grupo, comparte tus experiencias en los espacios que hay en el grupo: tanto tus dificultades como tus progresos. Todo ello es muy útil tanto para ti como para el resto. Tus experiencias pueden guiar a otros y las de otros pueden guiarte a ti.

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Casi es un milagro que haya escrito algún artículo aquí y... ¡no sé cuanto durará eso! Si alguien lo lee y quiere compartir sus impresiones lo agradeceré mucho. Y ojalá dentro de poco haya más personas que escriban en este blog. 

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