top of page

Miedo y coronavirus (2). La importancia de tomar conciencia del miedo propio y ajeno

El miedo es una de las emociones más complejas y difíciles de percibir.

Mucha gente confunde el miedo con el pánico o el terror y no es capaz de percibir el miedo de “baja y media intensidad”, porque este es muy cotidiano y queda oculto bajo otro tipo de emociones o reacciones. En esta pandemia lo más normal es que, en mayor o menor medida, tengas miedo.


Ten en cuenta que todos tenemos miedo. El miedo forma parte de la condición humana desde sus orígenes. Y aunque es posible trascender el miedo, por lo general la gente que dice no sentir miedo no es que no lo tenga, es que su mente ha creado un mecanismo de protección para no sentirlo. Sin embargo en alguna parte de la mente de estas personas el miedo existe (incluso puede existir con mayor intensidad).


Entonces ¿porqué es tan importante darse cuenta de cuando nosotros mismos o alguien está “capturado” por el miedo?


Seis razones (importantes) por las que tomar conciencia del miedo propio y ajeno.

1. Nuestra capacidad para pensar y actuar adecuadamente se ve severamente reducida.

Cuando tienes miedo tu mente busca rápidamente cualquier forma de escape y de sentirse a salvo pero eso no significa que obre con sabiduría. Recordemos, por ejemplo, lo que ocurre cuando en un local grande se produce un incendio.

Con miedo decidirás acerca de lo que tu mente crea que es la “salida fácil” para evitar la sensación incómoda que experimentas. Por ejemplo, en la situación del COVID-19 hay personas que tienen que lavarse las manos cada poco tiempo porque de lo contrario no se quedan tranquilas o también la hay que en las colas para ir a comprar alimentos prefieren dejar cuatro metros de distancia en lugar de dos.

Si, de pronto haces algo que no sabes muy bien porqué y no obedece a una razón objetiva sino a un "por si acaso", entonces puede que el miedo se haya extendido en tu interior.


2. Nuestra atención y pensamientos se centran principalmente en torno a aquello que tememos.

El miedo produce una atracción enorme para interesarnos justo en corroborar aquello que nos asusta. Por ejemplo si temes que tus padres se contagien estarás muy pendiente de qué hacen, si salen a la calle, cómo se encuentran, si tienen algún síntoma, etc.

Sin darnos cuenta, el miedo dirige nuestra atención y entonces lo que vivimos cotidianamente es, sin saberlo, justo eso: miedo. Solemos explicarlo diciendo “estoy preocupado por mis padres”.

Si te das cuenta que tus pensamientos (o los de otra persona) giran mucho en torno a alguna preocupación, es que el miedo está presente.


3. Nos volvemos muy influenciables y con opiniones poco flexibles

Cuando experimentamos un nivel de miedo moderado o alto nos dejamos llevar por quien nos transmite cierta seguridad sin necesidad de cuestionarlo. El miedo te lleva a buscar información que, por lo general, apoye tus creencias previas para hacerlas más fuertes.

Si crees en la ciencia buscarás opiniones o datos de científicos. Si crees en temas espirituales verás explicaciones que ofrecen autoridades espirituales, maestros, etc. Si no crees mucho en nada en especial quizá simplemente te influya alguien que habla bien y te convence con su mensaje. En todos los casos nos volvemos muy receptivos a lo que dicen otros y solemos corroborar o arraigar ideas que ya teníamos antes.

También quien transmita mensajes enfocados hacia el odio o la ira (por ejemplo desde los medios de comunicación, en el ámbito político, ideológico, etc.) si nos llevan a concluir que alguien o algo es culpable de la situación, nos influirán mucho y podremos sintonizar con esa emoción sustitutiva del miedo que es la rabia o el odio.

Aquí puedes ver dos ejemplos: los chinos como culpables, y la culpa es del gobierno central.


4. Nuestro espacio vital se va reduciendo poco a poco.

Si el miedo se instala en tí en primer lugar evitarás ciertas cosas, pero luego irás -por propia voluntad- reduciendo tu “espacio vital”, es decir lo que te hace sentir seguridad. Por ejemplo hay gente que está temiendo el momento en el que se pueda salir a la calle y empiezan a decidir que lo mejor para ellos es no hacerlo. Tampoco el de que alguien entre en su casa (ya sea desconocido o incluso conocido)

Otro caso similar es el de las medidas de higiene y seguridad. Para quienes el miedo se ha instalado en ellos no será suficiente lavarse o desinfectarse las manos antes de manipular alimentos sino que lo tendrán que hacer cada poco tiempo o incluso ducharse completamente varias veces. O lavar la ropa, desinfectar los objetos que tocamos… ¿cuánto es suficiente hacerlo?. El miedo te dice: “¿y si no por hacerlo te estás contaminando?”. Si la simple idea de no llevar mascarilla en la calle o no poder lavarte alguna vez menos de lo que lo haces te provoca ansiedad, el miedo se ha instalado en tí.


5. Podemos perder la capacidad para empatizar y sale nuestra parte más egoísta

El miedo como mecanismo de supervivencia te lleva a pensar primero en tí, luego en lo “tuyo” y por último en el resto. Resultan representativas de falta de empatía las conductas insolidarias de vecinos o arrendatarios de pisos queriendo apartar de los pisos en los que viven a personas que trabajan en la sanidad o en la alimentación.


El miedo puede ser tan fuerte que veamos en enfermer@s, farmaceútic@s, o trabajadores de alimentación una amenaza y queramos expulsarles o exigirles algo sin ser sensibles a su propio miedo, cansancio o sufrimiento.

Evidentemente este comportamiento es poco inteligente porque si les va mal a los profesionales sanitarios o a los de alimentación, farmacia, seguridad, transporte, etc. ¿quién nos va a atender cuando estemos enfermos o a proveer de alimentos y medicinas? ¿Quién -en su sano juicio- maltrata la mano que le da de comer?


6. Se disparan otras emociones como la rabia, el odio o la depresión

Cuando el nivel de miedo aumenta se disparan otras respuestas emocionales como la ira, el odio o la depresión. Estas emociones actúan como un sustituto del miedo, ocultando su presencia, pero el miedo es el causante (invisible) de cada una de ellas.

Por ejemplo comenzamos a sentir rabia o indignación y pensamos de forma negativa en otras personas sin darnos cuenta del proceso emocional que está por debajo. ¿Qué está pasando?

En primer lugar la emoción que aparece es el miedo (a enfermar, a morir, a perder el trabajo, etc.) y ese miedo puede ser por nosotros o también por nuestros seres queridos (al fin y al cabo eso es indiferente porque el miedo lo experimentas tú). Esta es tu emoción primaria.

Pero en segundo lugar tu mente encuentra a alguien o algo que lo convierte en culpable de la situación o de parte de lo que está pasando (el gobierno, los chinos, las industrias farmacéuticas, el partido X o Y, etc, etc, etc,). También puede fijarse en alguien o algo que se ha convertido en un obstáculo para sentirte seguro (la carestía de mascarillas, la no aprobación de ayudas económicas, el ERTE de mi empresa, etc, etc, etc.). Date cuenta que justo lo que te da rabia o te deprime tiene que ver con el miedo que tienes de fondo.

Entonces dejas de sentir miedo para sentir rabia, odio o depresión y, habiendo aparecido en segundo lugar (emoción secundaria) es la que experimentas principalmente.

¿Porqué? Básicamente porque te da mucho en qué pensar. Mantiene tu mente ocupada en pensamientos. Hace que atiendas noticias, conversaciones, etc donde refuerzas (sin darte cuenta) tu miedo.

En conclusión, si notas que tienes más enfado e irritabilidad de lo normal, si te descubres con enojo o rabia hacia alguien (los vecinos, las personas insolidarias que ves por la calle, el político X, etc.) puede que el miedo se haya reproducido en tu interior.


Quizá después de haber leído esto tengas una mayor conciencia de tu miedo o del miedo de alguna persona que te rodea.

Esto es bueno.

El primer paso es reconocer que tengo miedo o que otra persona está movida por el miedo.

Sin embargo con reconocerlo no va a desaparecer. Hay que dar más pasos para ello.

En la próxima entrega se tratará este punto ¿cómo puedo hacer para tratar mi miedo?


Quién escribe aquí

Casi es un milagro que haya escrito algún artículo aquí y... ¡no sé cuanto durará eso! Si alguien lo lee y quiere compartir sus impresiones lo agradeceré mucho. Y ojalá dentro de poco haya más personas que escriban en este blog. 

Contactar con nosotros
Palabras-clave (tags)
Siguenos
  • Facebook Basic Black
  • Google+ Basic Black
  • Black YouTube Icon
  • Pinterest - Black Circle
bottom of page