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Preparación para un retiro de meditación


Acudir a un retiro de meditación es algo maravilloso.

Para muchas personas significa un acontecimiento relevante en su vida, un momento –relativamente pequeño- en el que han podido estar a solas consigo mismos y han tenido la oportunidad de encontrarse. Desgraciadamente no todo el mundo puede hacerlo y el que tú si puedas es toda una suerte y también una alegría por haber tomado esa decisión.

Antes de ir al retiro

Antes de ir surgen dudas y algunas inquietudes. Lo mejor que te puedo decir en estos momentos es “confía… confía…”

Si permaneces con actitud abierta y observadora a lo que pueda suceder, todo irá bien.

Si rechazas o te resistes a lo que suceda o a las reglas y directrices de las personas que dirigen el retiro, es muy posible que tengas una experiencia difícil.

Puede suceder que tu mente te diga: “esto es absurdo, no hagas caso” o “no aguanto más”. Mantente inalterable ante estos pensamientos y déjalos a un lado: al final podrás comprobar como se van por sí solos y todo queda como una “tormenta de verano”.

Uno de los principales inconvenientes pueden ser las sensaciones físicas de malestar o dolor.

De hecho, cuando alguien es principiante en la meditación, es habitual llegar a un lugar a hacer un retiro y encontrarse con los medios que allí hay (a menudo, escasos o poco adaptados a tus necesidades). La práctica puede hacerse mucho más difícil si no podemos mantener la postura durante un tiempo continuado.

Aunque se suelen intercalar meditaciones andando entre las meditaciones sentados y este es un buen medio de aliviar el malestar corporal por la postura, si quieres que tu práctica de meditación no se vea dificultada por no contar allí con los medios que pudieras necesitar, será bueno que te prepares para ello.

La postura

Aunque la observación de las sensaciones (incluidas las dolorosas) son parte del proceso de crecimiento que sucede a través de la meditación, no pretendemos favorecer la incomodidad o el dolor innecesario, sino, al contrario, buscaremos estar lo más cómodos posible.

Recuerda que en muchas tradiciones de meditación se hace énfasis en la importancia de la postura, teniendo presentes las siguientes claves:

  • espalda recta, cuello recto (la meditación necesita de una gran “energía de atención” y esta fluye mucho mejor si la espalda está recta; se considera el canal central del cuerpo -que une los distintos chakras- como la vía por la que debe circular esta energía y la favorecemos así

  • quietud corporal (un cuerpo que se mueve es el reflejo de una mente inquieta)

  • postura cómoda (que permita estar durante bastante tiempo en ese estado de quietud enfocando la energía de la atención; si hay incomodidad, surgen movimientos y la energía de la atención se dispersa hacia el malestar)

Aquí hay un enlace donde poder apreciar la riqueza y precisión de todo lo que tiene que ver con la postura: enlace.

Tu propio material

Para alguien que ya está iniciado en la meditación es básico que tenga sus propias “herramientas” con las que habitualmente medita.

Al igual que alguien que practica el correr tiene sus zapatillas y su ropa, también el que practica meditación necesita de unos medios.

Estos son los más comunes:

  • Cojín de meditación (también llamado “zafú”). Los hay de distintas alturas y también varían en función del relleno que tienen. Es preferible usar un relleno de semillas de espelta o de trigo sarraceno, porque se adaptan bien a tu cuerpo. El algodón o el capoc son más “blandos” pero luego las fibras se van comprimiendo, perdiendo la forma adecuada para sentarnos en ellos sin molestias. Aquí va una lista de posibles lugares donde adquirirlos (por internet), pero también existe la posibilidad de que lo confecciones tú. Los rellenos también los venden en bolsas.

  • Zafús y zabutones

  • Cojines de meditación

  • Varios (incluso relleno para cojines)

  • Modalidad que aúna zafú y zafutón

  • Zabutón. Es un cojín, normalmente de forma cuadrada, que se pone debajo del zafú para que nuestros pies y rodillas estén más cómodos que no apoyados directamente en el suelo.

Puede ser de distintos materiales, lo importante es que sea suficientemente cómodo para apoyarnos sobre él.

Suelen ser caros al comprarlos en una tienda especializada, pero nos vale cualquier cojín lo suficientemente grande como para apoyar nuestras piernas y pies en él. Este es un enlace para adquirirlos:

  • Banco seiza de meditación. Hay distintas variedades, pero en general estos bancos tienen una ligera inclinación para que las rodillas puedan estar apoyadas en el suelo y la espalda quede recta.Con estos bancos es casi obligado el uso de un zafutón o de varias mantas porque las rodillas y los empeines de los pies van a estar en contacto con el suelo y reciben parte de nuestro peso. Aquí va un enlace sobre cómo confeccionar tu propio banco seiza:

  • Banco seiza

  • Mantas. Las mantas pueden ser un elemento importante de ayuda. Pueden usarse como zafutón, para protegernos de la dureza o el frío del suelo. También como asiento para suavizar la dureza de las sillas o como respaldo para acomodar mejor la espalda. Si practicamos en invierno, la temperatura corporal puede bajar durante la meditación por lo que es habitual que los practicantes se echen una manta ligera por encima.

¡¡Espero que estas indicaciones puedan ayudarte y deseo que tu retiro de meditación sea muy provechoso para ti!!

Quién escribe aquí

Casi es un milagro que haya escrito algún artículo aquí y... ¡no sé cuanto durará eso! Si alguien lo lee y quiere compartir sus impresiones lo agradeceré mucho. Y ojalá dentro de poco haya más personas que escriban en este blog. 

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